Jean Carlo Mejia Azuero. MCL -PhD.
Investigador y Docente UMNG
Facultad de Derecho
Especialmente hoy vale la pena recordar a través de las palabras del mártir de nuestra libertad, el General José María Córdova, el sentido exacto que tiene para el soldado colombiano la Ley, el uso de las armas, la democracia y el cumplimiento del derecho humanitario. Sostuvo nuestro héroe nacional el mismo año de su asesinato:
“Todos hemos jurado sostener la libertad de la república, bajo un gobierno popular, representativo, alternativo y electivo, cuyos magistrados deben ser todos responsables; y sin renunciar al honor, no podríamos prestar nuestra aquiescencia a la continuación de un gobierno absoluto, ni al establecimiento de una monarquía, sea cual fuere el nombre de su monarca”.

General José María Córdova. Imagen tomada de Wikipedia.
Hoy 9 de diciembre como todos los años, rendimos homenaje al más grande militar nacido en tierra Colombiana, a un hombre de valores y principios reales, no solo formales, comprobados sin duda alguna cuando decidió levantarse contra la tiranía que dejó sin vigencia la Constitución de Cúcuta del 30 de agosto de 1821. Hombres como el General José María Córdova son un ejemplo para todos los colombianos. ¡Loor al héroe de Ayacucho y grandeza a todos los infantes de Colombia que han seguido la huella del bien, el servicio y la entrega desinteresada hacía el pueblo!
El infante siempre sirve, incluso en lo más cruento de la guerra, a todo él que lo requiere, especialmente al campesino; al que necesita de un soldado que incluso sea capaz de ofrendarlo todo por la defensa de su vida, honra, bienes, creencias, derechos, libertades y garantías, llegando si es menester al sacrificio supremo.
Hoy también se celebra el día del Ejército del Perú, nuestro estado hermano en donde Córdova tejió la más célebre epopeya bélica del continente. Al Aquiles de América todos los honores y el recuerdo constante de su actuar honesto y leal con la Constitución y la ley que juró defender.
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El soldado colombiano es referente de civilidad y respeto democrático; precisamente eso reflejan los hombres de la divisa roja, que entre otras han permitido la misma existencia del estado social de derecho incluso durante una guerra entre hermanos que tristemente continúa.
Increíblemente en tiempos de memoria, contexto y justicia para la transición sin transición, habrá que recordarse que luego de 192 años, el execrable crimen cometido contra Córdova por dos extranjeros y bajo una dictadura, todavía genera grandes enseñanzas. Hay que decir sin eufemismo alguno que dicho episodio marcó el comienzo de una gran historia de impunidad, que luego de dos siglos continua a través de tantos otros hechos en esta tierra bendita, llena de magia y paradojas como nos lo recuerda la reciente película de Disney, llamada Encanto.
Rupert Hand, condenado por un crimen considerado conceptualmente hoy día como de guerra, habida cuenta que el General Córdova se encontraba herido y fuera de combate, huiría y terminaría sus días en Venezuela luego de una solicitud de extradición ya bajo la República de la Nueva Granada (1832) para que cumpliera su pena, lo que nunca sucedió.
El proceso contra el Irlandés fue el primero sobre responsabilidad del mando en el país, pues el oficial Hand se encontraba bajo órdenes directas de O’leary, quien seguía directrices del usurpador de la Carta Magna. Por otro lado, el contexto de los hechos, en una instancia bélica en Antioquia, marcada por el derecho de gentes (existencia de un conflicto armado interno), generó una gran disputa entre la justicia ordinaria y una justicia penal militar incipiente (conflicto de jurisdicciones), heredera de los marcos normativos peninsulares.

Juicio de Nuremberg. Imagen tomada de derechoareplica.com
Como si fuera poco, las providencias judiciales contra Hand trataron a fondo sobre el tema de la obediencia debida y cuando la misma no se puede esgrimir por violentar como en este caso el derecho de gentes. Los mismos argumentos se usarían en los juicios de Núremberg, del lejano oriente y en Dachau más de un siglo después, resultando claro que nadie puede argumentar obediencia debida por la comisión de crímenes como los de lesa humanidad o genocidio y en algunos casos los conocidos como de guerra.
Finalmente el proceso sobre el asesinato de José María Córdova llevaría como se indicó por primera vez en la historia a usar la figura de la extradición en el país y a ver como la cooperación judicial interestatal desde ese entonces ha tenido problemas que hoy día todavía no hemos podido superar.
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Colombia es el país que más extradita nacionales en el mundo hacia un mismo destino como lo acreditan nuestras investigaciones. Lo anterior refleja muchos problemas desde diferentes aristas, incluso a nivel de soberanía jurisdiccional. Como si fuera poco amén de la extradición el país ha padecido violencias estructurales, como lo fue el terrorismo del Cartel de Medellín y el demencial comportamiento de grupos armados de extrema izquierda y de ultraderecha.
En la Habana fue uno de los temas peor negociados el de la extradición, generando graves conflictos como en los casos de Santrich y Granda, entre otros; y ante la ausencia de una ley estatutaria de extradición pasiva, podremos ver si la JEP o la justicia ordinaria no cumple a cabalidad su misión, su uso en contra de ex guerrilleros, militares y policías, gracias a la aplicación de la jurisdicción universal, al encontrarnos frente a crímenes imprescriptibles. La experiencia comparada en abundante sobre el tema.

Libro «Intradicción» de jean Carlo Mejía Azuero. Ed. Ibáñez.
Por eso, en este día de la infantería colombiana lanzamos nuestra obra llamada la intradición, la cual ha venido configurándose lentamente como una propuesta para complementar en todo escenario, pero principalmente en el nuestro, a la extradición pasiva garantizándole a las víctimas sus derechos pero también a los victimarios su posibilidad de resocialización, ya sea desde una clásica mirada retributiva sobre lo penitenciario o desde un enfoque de justicia restaurativa.
Es hora de romper los círculos viciosos en Colombia que comenzaron desde la patria boba con las guerras internas, siguiendo con una marcada impunidad, como en el caso del asesinato de José María Córdova, y que hoy nos tienen bajo la mirada de la comunidad internacional, primero por la existencia de cinco jurisdicciones para conocer , investigar y juzgar los hechos de la guerra, pero también para entender por qué extraditamos hasta por tentativa de sospecha.
Intradición dentro de un esquema de extradición pasiva ajustada al estado social de derecho, podría ser una plausible garantía de no repetición de múltiples violencias. Este país, hoy más que nunca necesita de fanales que respeten la ética y reconstruyan valores y principios republicanos emulando a nuestro José María Córdova, General de División del Ejército.