Jean Carlo Mejía Azuero . PhD.
*Asesor y consultor internacional.
Docente investigador.
Hoy es el día internacional del abogado. Para todos mis colegas, estudiantes, pupilos y maestros, mil y mil felicitaciones.
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Recuerda amigo y amiga hoy y siempre, que serás llamado abogado si crees en lo ético y lo justo. Serás llamado abogado también, si sabes interpretar y aplicar las normas para beneficio de toda la humanidad. Serás llamado abogado, si respetas a tus clientes y los tratas con bondad y honestidad, así como a tus adversarios eventuales, con los cuales hay que desarrollar empatía y cordialidad. Serás llamado abogado y te respetarán si buscas la mejor solución posible para defender los intereses de aquellas personas a las que representas, no desgastando innecesariamente el aparato judicial, ni utilizando chicanas (un verdadero abogado, formado integralmente sabe dónde leyó el término chicana), malicia, astucia y la viveza que reclaman algunos equivocadamente como esencia de nuestra profesión. Serás llamado abogado si procuras la paz, la reconciliación y la equidad. Ser abogado jamás ha sido simple cuestión de títulos, agresividad y contienda, es cuestión de vocación, servicio y amor por los demás, incluyendo a los que no piensan igual.
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Detrás de todo verdadero abogado está la fuerza de un Quijote, convocado por una genuina fe en su causa a enfrentar mil molinos de viento, embistiendo sin descansar con la misma dignidad y valentía. Detrás de un abogado está la espiritualidad de Gandhi, que nos recordara el valor que tiene la palabra para acabar con las peores tragedias humanas. Detrás de un abogado estará la entrega de una Santa Teresa de Calcuta, enseñándonos el poder de la misericordia; también estará un General Santander para darnos carácter, templanza y franqueza. Y claro, detrás de un abogado de verdad estará un principito para enseñarnos a volver a nuestros sueños, amar la libertad y atesorar lo sencillo, pues es lo más hermoso en la vida. Abogados, somos la retaguardia moral de la sociedad, somos la semilla del cambio definitivo. Sin justicia todo es una farsa. Abogado, amarra con todas las fuerzas de tu ser tus prejuicios y dale rienda suelta a sanar y mejorar para poder realmente ayudar a los demás.

Foto tomada de www.unir.net
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