El asunto que tiene que ver con la contaminación, y en sí con el medio ambiente es un tema que ha ido de la mano con el fenómeno de la globalización económica desde la aparición de las primeras revoluciones industriales, ya que estas y los países que las integraron en su momento infirieron de manera sustancial en el uso y la explotación de los recursos naturales de la tierra, recursos, que en la actualidad están llegando a su final y se están agotando de manera gradual y rápida en el mundo, con una esperanza no mayor a 30 años en cuanto a la duración de dichos recursos para la subsistencia humana en la tierra.
Esta problemática se encuentra relacionada directamente con los alcances que ha tenido la globalización precisamente y la producción económica mundial, sectores tales como; la minería, la ingeniería, las industrias automotrices, siderúrgicas, metalmecánicas, petroleras, textiles, alimenticias, constructoras etc. Estos sectores económicos e industriales, en consecuencia de su funcionamiento han deteriorado la salud y la fuerza vital del espacio natural y a su vez los adelantos de tipo tecnológico, comunicacional y científico sin mencionar los asuntos de consumismo y sobre población por la que atraviesan muchos países también han acuñado el problema, un desgaste que hasta hoy día no ha tenido mayores mecanismos sobre todo en temas de tratamiento evaluación, mejoramiento y restauración ambiental.
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De acuerdo a esto, se ha establecido según apreciaciones teóricas de estudiosos como (Martín, 2012), un nuevo orden mundial en temas de comunicación junto con la imbricación de otros factores influyentes como el de la multiplicidad de mercados económicos que han propendido a que la globalización tenga sus efectos colaterales en diversos sectores pero sobre todo en el aspecto social.
Esto se debe al máximo beneficio que ha dejado consigo el vertiginoso modelo capitalista en las economías de unas sociedades o países sobre otros. Es decir, unos territorios con menos poder económico supeditados a otros que ejercen el control por encima de estos y son imperantes en ese sentido, siendo el comercio y las relaciones económicas transnacionales el único factor indicador de unión a nivel global, dejando a un lado en cierta medida otras necesidades y campos con mayor prelación entre las diferentes naciones.
Los medios de comunicación por su parte, y todo lo que refiere a las comunicaciones alrededor del mundo, han cerrado de cierto modo algunas brechas de interconexión en términos de desarrollo en muchos niveles y han abierto alguna en otros ámbitos por su uso y fines evidentemente permeados. Por tanto, los medios masivos y la comunicación en sí misma que viene de diversos canales y entidades, suponen ambiciones muy duales y con ideales distintos por los altos conglomerados de la información, lo cual no demerita el hecho de que los procesos comunicativos han reinventado las prácticas y ejercicios universales de interacción social.
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Retomando el problema de la contaminación y los daños ambientales que proceden del amplio andamiaje económico y de sus efectos propios, es justo aquí, donde el rol del comunicador y del profesional en este oficio cobra una importancia y una responsabilidad intrínsecas para mediar e intervenir desde sus posibilidades, en asuntos tan importantes e indispensables de tratar como estos.
El comunicador, es quien informa, transmite, expresa y crea posibilidades y espacios desde su profesión para hacer evidentes y que se visibilicen todo tipo de problemáticas, hechos y circunstancias en áreas como la medioambiental por ejemplo, esto puesto desde una visión muy positivista para la que nuestro trabajo debería llegar de manera objetiva, clara y verás o descentralizada al público, lo cual es directamente dependiente de otras cuestiones como la institución o el medio para el que se trabaje; indudablemente son temas que constriñen la labor del comunicador a ciertas líneas de operación en su ejercicio.
En lo conceptual, existe una teoría planteada en principio por. Claus Eurich que da cuenta de una ecología de la comunicación como un estudio que clarifica y hace circular de una manera adecuada cada mensaje desde su medio, el ecosistema o entorno comunicativo que contiene el espacio natural del ser humano y las interacciones de orden sociocultural con las que este convive continuamente, es un sistema integrador propuesto también desde otra óptica por McLuhan en el cual se resalta que el medio es el mensaje. Lo anterior podría ser de utilidad en términos de unificación del fenómeno comunicativo y de correlación entre sus actores para fines de una asertiva recepción informativa teniendo en cuenta el contexto en que se da.
En ese sentido, la intervención del comunicador debería estar en función de disponer de todos los conocimientos, recursos, medios y herramientas con el fin de ponerlos en dialogo y darle un eco especial a su actividad desde lo social, una voz que llegue adonde debe llegar, la comunidad con el propósito de incidir como un instrumento, un agente que contribuya a gestar la transformación y cambio sociocultural.
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Con ello, tomándose de herramientas y modelos de estudio prácticos como el anterior, el profesional de la comunicación puede lograr ser un puente a través del cual se incentiven y generen procesos de acceso al conocimiento, siendo un agente de cambio quien con sus contenidos de valor promueva transformaciones críticas desde lo social y que para el caso medioambiental, se promuevan una sensibilización y una concientización para que de forma voluntaria en la población se logre interiorizar la información para llegar a una mejor educación ambiental, que renueve los manejos y los hábitos de las personas pero más que nada de las instituciones, corporaciones y empresas que globalmente controlan y manejan los hilos que pueden o no mejorar la salud del planeta con sus políticas públicas, internas y externas previstas en cada nación.
Finalmente, esta premisa debe redondear esfuerzos y sanciones democratizadas en pro del bienestar global tanto del territorio como de quienes le habitan, un colectivo de esfuerzos y actuaciones mancomunadas desde el funcionamiento de las economías sostenibles y colaborativas que circulen hacia una mundialización propositiva y hacia un equilibrio equitativo del cuidado y la prevención de los daños para el medio ambiente y sus recursos naturales dado que de ahí vivimos. “el objetivo es preservar y no destruir la calidad de vida de la sociedad como centro y del hombre como esencia de la misma”. Martín, S. R. (2012).
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