Teniendo en cuenta el concepto de << Mediación social >> citado por autores como Martin Serrano, a través de la historia el ámbito de la música más exactamente, ha sugerido una variación a medida que pasan los años, de hecho en épocas antiguas la musicalización tenía como intención fundamental la de crear cánticos basados en un tema de orden social, político, religioso, o por el contrario más protestantes, los juglares, y las entonaciones líricas iban por caminos distintos que las de ahora en términos de la apreciación o estética del arte, como por ejemplo, las interpretaciones de los romances medievales o primeras melodías clásicas expresaban situaciones distintas. Esto mucho antes del siglo XX comprendido entre 1914 – 1945, periodo en el cual, la música toma una convergencia substancial y actúa como intermediaria en la situación de coyuntura de diferentes naciones que gobernaban sociológica, política y culturalmente durante los acontecimientos acaecidos de entonces, con el control de los medios situados en ese tiempo y en esas circunstancias.
Aspectos a considerar.
La simbología presente en este tipo de escenarios que habitualmente constituyen la atención de las mayorías, el medio de comunicación masivo interviene y ejerce una representación social entre la música, lo que ésta refleja entre la sociedad y la cultura por sus hegemonías o ejes de poder centrales han tendido a ser fomentados y por ende esparcidos brindando al público entre otras cosas una realidad dispersa a la que ellos perciben o sienten, permitiendo de esta forma su influencia y posterior autoconvencimiento de que esa realidad por pequeña que parezca sea cierta para ellos. Esto tomando como citación un comentario de Jesús Martin Barbero en el que dice claramente que la distorsión de una información genera conflictos de índole social ya que no se puede confundir según sus palabras “el mercantilismo con industria o las conveniencias capitalistas de hoy en día con los núcleos educativos que en principio ofrecieron los medios”. Jesús Martin Barbero.
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Implicaciones sociales
Tal y como lo mencionaba anteriormente la música entra a jugar un papel de aliciente sentimental o de consuelo, entre las minorías e incluso todos los pueblos que en este tiempo entre los años 30 y 40s, estaba cruzando tiempos y procesos difíciles. Con ello quiero decir que las canciones de ese tiempo expresaban resignación por las guerras o desilusiones por ellas, desencantos y amoríos léganos e ilusiones entre otras emociones naturales de la humanidad en medio de la guerra y la violencia política, económica y racial, en ese tiempo se difundían programas de comedia negra y música arrabalera tal como el Tango, el Bolero, el Jazz, hasta llegar a los años 60s con festivales de Rock en contra de la guerra como Woodstock 1969. Por otro lado, y aunque fueron hechos fortuitos de guerra y resarcimiento, esto también puede apreciarse incluso hoy día en la captación de público audiovisual, no quisiera dejar de lado algo ineludible que es, el aparecimiento de otros géneros musicales de los 70s que como criticas sociales y de protesta adoptaron formas de comprensión desde una proyección propia en contra de lo que les imponía ver, hacer o creer.
Medio, arte y sociedad
Refiriéndome, a esta idea principal de mediaciones inmersas en la fenomenología de las realidades humanas, el medio supone entendiéndolo de esta forma, una manipulación de carácter estético aparente o superfluo como representación para ciertos tipos de comunidades; tal como es el caso del género urbano Reggaetón o la música Rap, que son movimientos con alto impacto cultural, social y comercial dirigido a su audiencia con un contenido muy abierto y liberal, partiendo con temas como el sexo, la drogadicción, la delincuencia, moda etc., con la que el público o población se ve reflejada o identificada de algún modo quienes le dan su pauta o reconocimiento, comercialmente hablando, hay un aprovechamiento del – mensaje – y lo que representa.
No obstante, la masificación de estas conductas guiadas personales o grupales y de origen convencional en la vida diaria de las personas, brindan ese poder de acercamiento a los medios tecnológicos y masivos de comunicación, siendo claro está un fin común entre estos como lo es la atracción global de audiencias, sin considerar por dichos fines a quiénes o cómo afecten sus contenidos realizados de diversas formas.
Por otro lado, y sin excluir el hecho de que algunos de estos géneros urbanos como en el caso del Reggae, tienen tanto historia arraigada como un estilo de vida constituido con mensaje social propio, también sin hacer a un lado los conceptos, muestras y rasgos artísticos que permiten a todas luces que sean contemplados independientes y que contribuyen con la educación o concientización. Pienso sin embargo que, sin un poder de retroalimentación e interdependencia subjetiva entre el medio, la sociedad y estas corrientes musicales, las tendencias se encuentran sin un control formativo – diferencial claro, lo que se percibe para algunos en la actualidad, como morbo denigrante, superficialidad, comercialismo, consumismo autodestructivo, y para otros es algo que les atrae o que se disfruta con normalidad, por gusto o moda simplemente.
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En resumen la industria de la música, no se puede ver obligada a contar con algún tipo de censura o tabú donde no debe haberlos pero sí debería manejar la formación y restricciones donde deben de estar, la música por tanto, ha sido en ciertos casos manipulada o reinterpretada con mensajes y contenidos que buscan representar ciertos fines alternos a lo musical, de ahí que la música es un arte por excelencia de libertad, una expresión voluntaria; Sin embargo, para afrontar estas situaciones se habría que llegar a acuerdos entre diversos sectores, de otro modo se van a seguir presentado este tipo de ambientes de interacción errónea entre lo que transmite un contenido que se escucha, un ritmo, su mensaje y cómo actuamos ante éste hasta pasar por un efecto de recordación (significación real) en entornos mediados por adversidades sociales; depende esto del libre albedrio o el juicio que cada quien haga en sus propias preferencias, así como del valor que se le otorga, la forma de interpretar cada cosa que vemos oímos y percibimos dentro de nuestro contexto particular.