La charla entre Morel y su amiga fue a través de WhatsApp, pero, como casi todo lo que se aloja en redes sociales salió a la luz pública y se hizo viral.
Fueron solo 51 segundos de la intervención privada de la primera dama chilena, suficientes para ponerla en ridículo a ella, al gobierno que dirige su esposo, y a la clase dirigente del país austral.