“Memoria de la Bienaventurada Virgen María, Reina, que engendró al Hijo de Dios, Príncipe de la paz, cuyo reino no tendrá fin, y que es saludada por el pueblo cristiano como Reina del cielo y Madre de misericordia”.
Encontrarme contigo y dejar que tu palabra me sumerja en el manantial de tu amor.
Me levanto para caminar y tomar el rumbo que tú quieres para mi.
A ti, madre María, gracias por el Si, aprender de ti, es un privilegio, siempre atenta a escuchar y en silencio supiste esperar.
Nuestra Reina, mujer, por excelencia, te llamo Madre Mía, quiero tener un corazón como el tuyo, arrúllame en tu brazos, sentir la calidez de tu amor, tu mirada sobre tus hijos, Jesús aferrado a tus manos, como incitándonos a tomar las tuyas.
Madre nuestra, tu mirada de misericordia, de súplica a seguir a tu hijo, Jesús, nuestro camino, nuestra verdad, nuestra salvación, elegidos al banquete de su Reino, Señor, Rey de Reyes. La Gloria por siempre.
Mi Señor te entrego mi voluntad y dame la voluntad que tú quieres para mi. Oh mi Dios a ti clamó, aquí estoy, tú lo sabes, Señor. Amén
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