Lc 7,1-10: Ni en Israel he encontrado tanta fe.
Mi alma bendecida te saluda mi Señor, despertar y sentir tu llamado, es saber que tu estás aquí.
Hoy nos hablas de la Fe, Oh mi Dios, aprender de ti y entender que tú eres mi Dios y tu único deseo es salvarnos, volver a ti, confiar y creer que eres la Verdad, la alegría, el descanso, la Paz.
Hoy me dirijo a ti como el centurión del Evangelio: “Señor no soy digno de que entres bajo mi techo pero una Palabra tuya bastará para sanarme”.
Gracias mi Señor por amarme tanto, mi amigo del alma, perdón por que a veces no entiendo mi vida, me impaciento, vuelvo para sentir tu amor, abrazo tu Cruz, confío en Ti.
Nuestra Madre Maria, que tanta confianza y humildad mostró en su caminar, ayúdanos a no dejar el camino que nos conduce a nuestro Padre Celestial.
Oremos: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor esta contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de vientre Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros…….. Amén
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