La mayoría de agricultores piensa que son los actores principales, pero realmente son los directores de la película, los que deben estar pendientes de la escenografía, la logística y la parte financiera del proyecto.
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El cultivo como tal es el actor principal, llámese arroz, maíz, soya etc. Y el éxito de la película es que el protagonista tenga todas las características que lo llevaron a ser el eje fundamental de la historia, que sea apuesto, heroico, audaz. En el idioma biológico, que exprese todas esas características deseables como es la uniformidad, tolerancia a plagas, rendimientos, calidad.
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En lugar de eso, los agricultores compran esas semillas no certificadas, semillas con ninguna trazabilidad, con muchas malezas, problemas fitosanitarios y que adicionalmente presentan desuniformidad genética, en pocas palabras ponen la responsabilidad principal de la película en un protagonista resucitado de la calle, que no es ni audaz, mucho menos apuesto y sin la formación actoral, y para colmo de males le dan la peor nutrición, no le previenen las enfermedades y plagas, pero si quieren ganarse el Óscar del rendimiento.
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La reflexión esta en identificar el mercado que valora el actor principal con el que se cuenta, y apasionarse con cada detalle de la producción, hasta sacar un producto con una historia que enamore a muchas personas con esos elementos, producción orgánica, tendencias de alimentación, trazabilidad. Todo lo anterior hace que el consumidor adquiera un gran sentido de pertenencia y que no piense en el que, comprando por impulso, sin interesar el costo ya que por lo que paga es por una experiencia.
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En conclusión se debe tener una historia que enamoren, que agrupe a una tribu y que tenga unos altos estándares de calidad.
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