Ahora que en la Ciudad de México se esta viviendo mucho movimiento feminista mal enfocado, empece a reflexionar acerca de las diferencias entre las mujeres de años atrás y las mujeres actuales y mi gran pregunta, espero me la pueda contestar cada una de ustedes: ¿SE NOS ESTA PASANDO LA MANO?
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Son las 5:00 am el despertador no para de sonar, la verdad es que no tengo fuerzas ni siquiera para aventarlo contra la pared. Me siento acabada. No me quiero parar a trabajar hoy. Quiero quedarme en casa, cocinando, viendo la televisión, hace tanto que no veo mi serie favorita, escuchar música, cantar, tomar un baño largo. Poder jugar con mis perros, o bañarlos.
Quisiera saber quién fue la bruja precursora de las feministas que tuvo la super idea de reivindicar los derechos de la mujer. ¡Carajo! Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas. Ellas todo el día bordaban, intercambiaban recetas y remedios caseros con sus amigas, leían buenos libros, decoraban su casa, plantaban flores, recogían sus cosechas de sus huertas y educaban a sus hijos. La vida era un gran curso de manualidades, medicina alternativa y cocina. Ademas no se preocupaban tanto por su figura.
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Hasta que vino una fulana cualquiera a quien no le gustaba el corpiño y se sentía frustrada y ¿qué hace? Decide contaminar a otras tontas, inquieras, rebeldes, con ideas raras sobre “vamos a conquistar nuestro espacio” ¡QUE ESPACIO NI QUE NADA! Ya teníamos la casa entera, todo el barrio y el mundo a nuestros pies. Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse, presumir delante de sus amigos ¿qué rayos de derechos quiso brindarnos?
No aguanto mas tener que salir corriendo para quedarme embotellada en el trafico y tener que resolver la mitad de los asuntos pendientes por el celular; correr el riesgo de ser asaltada, de morir embestida e instalarme todo el día frente a la pc laborando como una esclava (moderna, claro), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas, uno tras otro, para salir tarde agotada con los ojos irritados y un dolor de cabeza infernal.
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También estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar de perseguir un curriculum impecable, lleno de maestrías, doctorados y especialidades. ¡BASTA!
Quiero que alguien me abra la puerta al salir, que retire la silla cuando me voy a sentar o levantar, que me mande flores, cartitas con poemas, que me lleve serenatas. Si nosotras sabíamos que teníamos un cerebro, y que lo podíamos usar ¿para qué había que demostrárselo a ellos?
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¿piensas que ironizo? No, mi querida colega, inteligente, realizada, liberada, estresada y abandonada. Estoy hablando muy seriamente; estoy abdicando a mi puesto de “mujer moderna” ¿Alguien mas se suma?
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